Londres se moviliza contra el Brexit con un millón de personas que exigen un segundo referéndum para conseguir dar marcha atrás a la salida de la Unión Europea.

La organización “People´s Vote”convocó el 23 de marzo una manifestación en la capital británica con el lema “Put it to the people” (déjalo en manos del pueblo).

La movilización partió de la céntrica Park Line hasta llegar a las puertas del Parlamento en Westminster.

La falta de acuerdo por el Brexit conduce a los británicos a una de sus peores crisis constitucionales desde la Segunda Guerra Mundial.

Philip Hammond, ministro de finanzas del Reino Unido, insta al Parlamento británico a conseguir una salida y sacar adelante un “Brexit” ordenado en lugar de pedir el cese de Theresa May, la cual culpa de todo a la falta de autocritica a los diputados.

La política dentro de los partidos sufre una profunda división, sobre todo en el Partido Conservador del Gobierno, con ministros a favor de una salida pactada frente a otros que solicitan un Brexit sin acuerdo.

En relación   a este asunto algunos medios británicos hablan de una supuesta conspiración de once ministros para obligar a la dimisión de la primera ministra en su reunión del Gabinete del 25 de marzo.

Esta profunda crisis parlamentaria se agravó a partir del 14 de marzo, cuando se descarto un divorcio de Europa sin acuerdo.

En el partido laborista hay algunas voces discordantes con tres diputados que apoyan el acuerdo de Theresa May para evitar un Brexit duro, frente a los que deciden desertar para formar el “ Independent Group”.

El impacto económico del Brexit supone a los británicos un coste de unos mil millones de dólares semanales pudiendo alcanzar cifras superiores. De hecho, se estima que la economía del Reino Unido es hoy un 2% inferior a lo que podría haber sido en caso de permanecer en la Unión Europea.