Muchos españoles desconocen los gastos que se pueden desgravar cuando se tiene un piso en alquiler. Uno de los gastos desgravables es el seguro de impago de alquiler, un seguro que tiene como objetivo la protección del propietario de la posible morosidad de los inquilinos y los actos vandálicos o la gestión de reparaciones urgentes.

Aunque se estima que 1 de cada 3 alquileres ya incluye un seguro de impago, muchos propietarios ignoran sus ventajas fiscales. Los arrendadores que tengan contratado un seguro de impago de alquiler pueden desgravarse el importe de la prima a partir de los rendimientos de capital inmobiliario en la Declaración de la Renta. Los propietarios pueden deducirse hasta el 100% de la prima; no obstante, el importe máximo que puede desgravarse dependerá de la Comunidad Autónoma a la que pertenezca el contribuyente.

Para conocer el rendimiento del capital inmobiliario y los impuestos que se han de pagar, se debe restar los gastos deducibles a los ingresos netos obtenidos por el arrendamiento. Del importe obtenido de la operación (rendimiento neto), por norma general, la ley permite la reducción del 60%, por lo que se tributará por el 40% restante.

Así mismo, existen otros gastos deducibles del alquiler, que son, por norma general y con algunas limitaciones, los gastos necesarios para la obtención del rendimiento, tales como la inversión realizada en la adquisición o mejora de bienes, los gastos por la formalización del contrato de arrendamiento o la amortización de la vivienda.