La segunda ola del coronavirus está golpeando con fuerza a los países europeos y tanto Francia como Alemania ya han tomado medidas para frenar la incidencia acumulada de las últimas semanas.
Emmanuel Macron ha decretado el cierre de universidades, bares, restaurantes y comercios. Sin embargo, guarderías, colegios e institutos seguirán abiertos, al igual que los servicios públicos, industrias, explotaciones agrícolas y el sector de la construcción.
Las nuevas restricciones aplicadas impiden la movilidad entre ciudades y todo aquel que salga de casa necesitará una justificación válida. Los franceses podrán salir de casa para ir a trabajar, hacer la compra, pasear a un animal de compañía, hacer deporte o ayudar a un familiar dependiente.
Como declaró Macron, las medidas están encaminadas a dar “un frenazo brutal a los contagios” con el objetivo de tener esperanza para celebrar la Navidad dependiendo de la evolución de la pandemia.
Alemania, por su parte, cerrará durante todo el mes de noviembre bares, discotecas y restaurantes, a excepción del servicio a domicilio. Los grandes eventos privados han quedado prohibidos y se han puesto muchas limitaciones a los hoteles, a los que han pedido que solo alojen clientes que viajen por fuerza mayor. Los desplazamientos turísticos nacionales están prohibidos y se desaconseja realizar visitas familiares. De hecho, las reuniones en público solo serán posibles entre 10 personas que convivan en un máximo de dos hogares.
Gimnasios, peluquerías, piscinas, cines y teatros también deben cerrar. El objetivo de Alemania es reducir un 75% los contactos personales para frenar el virus, que en la jornada registró 15.000 casos positivos.
Para establecer estas nuevas medidas, Merkel tuvo que negociar durante seis horas con los diferentes länder alemanes. Ante las pérdidas evidentes para las empresas, los ministros de Finanzas y Economía ya han anunciado un paquete de ayudas a las pequeñas y medianas empresas.