Un testamento no es exclusivo de las películas, las telenovelas o las personas con mucho dinero y propiedades. Cualquier persona mayor de 14 años y tener plena capacidad mental puede hacer el documento con su última voluntad.

El testamento expresa la voluntad de un individuo sobre quién o quiénes lega sus bienes, luego de su fallecimiento.

Sanahuja Miranda, un bufete de abogados, explica cómo es el trámite para hacer realidad este documento. “Si al momento de hacer el testamento la persona no se encuentra en plenitud mental, perderá la validez siempre que se pueda acreditar”, explica Ignasi Vives, que pertenece a la firma.

Entre las normas para elaborar un testamento, se indica que un tercio de los bienes podrán ser divididos según la voluntad plena del testador. “Esto significa que cualquier persona puede heredar los bienes del fallecido en su totalidad. En situaciones con más de un heredero, el testador elegirá los porcentajes designados para cada uno”.

Las características del testamento impiden aclarar dudas luego del fallecimiento del testador y tampoco se puede tener acceso al contenido antes de su muerte. Eso hace muy necesario aclarar todos los detalles.

Otro tercio se repartirá solamente entre los herederos forzosos, pero es el testador quien decide qué porcentaje le corresponde a cada uno.  Y el último tercio se dividirá de forma equitativa con todos los herederos forzosos que acepten recibir la herencia.

Hay tres tipos de testamento: El abierto es el más usado en España, que se hace ante la firma de un notario público, quien debe mantener secreto el contenido del documento hasta el momento del fallecimiento del testador y lo inscribe en el Registro General de Actos de Última Voluntad; el cerrado, que se redacta en privado y se lleva posteriormente al notario en un sobre cerrado; y el ológrafo, escrito de puño y letra por el propio testador y tiene que estar debidamente firmado, indicando la fecha y el lugar.