Uber ve a España como un mercado primordial para el crecimiento de su negocio. No obstante, su desarrollo en dicho país se muestra limitado debido a la regulación nacional y autonómica sobre los vehículos de alquiler con conductor (VTC).
De hecho, España, junto a Argentina, Alemania, Italia y Japón, Corea del Sur, son los “seis países claves” para el crecimiento internacional de la firma en los que este desarrollo se ve “acotado” por la legislación, de entre el total de 63 en los que la firma está presente.
“Con el tiempo, esperamos continuar extendiendo nuestra actividad en áreas geográficas donde actualmente tenemos acotada presencia, incluidos los seis mercados donde es limitada a consecuencia del contexto regulatorio”, indica Uber en el folleto de salida a Bolsa respecto a España y los otros cinco países.
De hecho, la plataforma manifiesta su “esperanza” de aumentar su presencia en estos seis países “en un futuro próximo, a medida que las restricciones se vayan reduciendo”. “Estamos trabajando los reguladores de estos Estados”, asegura, para señalar el caso de Japón, donde negocia asociarse con compañías de taxi.
Uber considera “objetivos prioritarios” este tipo de negociaciones e iniciativas dada el potencial de negocio que atisba en esta media docena de países, que cifra en 5.000 millones de dólares (unos 4.500 millones de euros).
Su voluntad es avanzar en estos mercados no sólo con el negocio de VTC, sino también con otro tipo de transporte urbano compartido como patinetes, bicicletas y autobuses, y otros servicios.
La firma de transporte incluye las limitaciones de España y los otros cinco países en el capítulo de “riesgos legales y regulatorios para el negocio” de la documentación presentada al regulador del mercado estadounidense para salir a cotizar.
En este capítulo, recuerda que en febrero de este año dejó de operar en Barcelona “después de que el Gobierno regional aprobara una ley que obliga a establecer un tiempo mínimo de espera para que el viajero pueda ser recogido por el coche de VTC contratado”.
Uber apunta que, en este caso, la norma es fruto de que “el servicio de taxi tradicional continúa presionando a los legisladores y reguladores para bloquear las iniciativas de transporte compartido con nueva regulación o reclamando licencias adicionales”.
Uber cita su salida de la Ciudad Condal junto con el contencioso que tiene abierto la autoridad del transporte de Londres, y el surgido en otras capitales estadounidenses como Nueva York, San Francisco o Seatle.
En España, además de la regulación estatal, que abre la puerta a que en cuatro años los ayuntamientos recorten el número de licencias de VTC en sus ciudades, otras comunidades autónomas están aprobando normas similares a la de Cataluña.