España ha perdido todo lo conseguido hasta junio en su combate para frenar la evolución del virus. Según los últimos datos reportados, el mes de julio ha sido catastrófico y nos situamos en 47,05 contagios cada 100.000 habitantes, unas cifras muy preocupantes y muy elevadas respectos a países como Reino Unido (14,7), Francia (14,6), Alemania (8) e Italia (5,1).
Comenzamos el mes de julio con una cifra de casi 10 contagios por cada 100.000 habitantes, por lo que la evolución es bastante clara. En ese sentido, muchas autonomías han legislado y puesto restricciones para evitar la propagación del virus. En toda la Península, salvo Madrid, es obligatoria la mascarilla y las multas no han tardado en llegar.
En Burgos, del 18 al 26 de julio, entre Policía y Guardia Civil se han impuesto 177 denuncias. En Maó (Menorca) se impusieron el pasado fin de semana un total de 24 multas. En León, más de lo mismo, con cerca de 100 multas en la primera semana de obligatoriedad de la mascarilla.
Lo más surrealista de todo es que en diversas ciudades se han realizado manifestaciones en contra de la mascarilla que, obviamente, se han saldado con multas a los asistentes. En Málaga este fin de semana se produjo una manifestación de antimascarillas que se saldó con más de 30 multas.
Otra de las medidas tomadas por muchos ayuntamientos ha sido prohibir los botellones como medida para evitar grandes concentraciones, pero muchos ciudadanos han hecho caso omiso. En Maó, además de multas por no llevar mascarilla, se pusieron 13 denuncias por hacer botellón. Sin embargo, es Zaragoza la ciudad que más denuncias se llevó este fin de semana con un total de 66 y ya son 150 desde el 15 de julio.