La Comisión Europea multó ayer con 60,5 millones de euros a las farmacéuticas Teva y Cephalon por acordar retrasar la entrada de un fármaco genérico al mercado. Se trata de una versión más barata del fármaco de Cephalon para los trastornos del sueño, el modafinilo, tras la expiración de las patentes de la farmacéutica en 2005.
En concreto, el modafinilo sirve para tratar la somnolencia diurna excesiva, particularmente la narcolepsia. El acuerdo de ambas farmacéuticas ha sido declarado como ilegal por romper las reglas antimonopolio que establece la Unión Europea, pues causó un gran daño a pacientes y sistemas sanitarios de la UE al mantener altos los precios del modafinilo.
Margrethe Vestager, vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de la cartera de competencia declaró que “es ilegal que las empresas compren la competencia y mantengan fuera del mercado medicamentos más baratos”. El pacto establecido por ambas farmacéuticos ha roto las normas europeas sobre cárteles y abuso de posición dominante. “No vamos a tolerar estas conductas, estaremos vigilantes”, sentenció Vestager.
El modafinilo fue el producto más vendido de Cephalon, bajo la marca Provigil, y durante años representó más del 40% de la facturación mundial de la farmacéutica. Aunque la patente expiró en 2005, Cephalon conservaba patentes secundarias que le permitían conservar la composición farmacéutica del medicamento.
Así pues, Cephalon realizó pagos y favores a Teva para que esta no introdujera en el mercado su propia versión del Modafinilo, la cual ya tenía lista y había comenzado a comercializar en Reino Unido con una reducción de precio del 50%.
Según ha informado Bruselas, “si bien en general los acuerdos de patentes pueden ser legítimos, el acuerdo entre Teva y Cephalon no lo fue. Teva se comprometió a mantenerse fuera de los mercados de modafinilo, no porque estuviera convencido de la solidez de las patentes de Cephalon, sino por el valor sustancial que le transfirió Cephalon. La transferencia de valor se basó principalmente en una serie de acuerdos comerciales paralelos, que Teva no habría logrado sin comprometerse a permanecer fuera del mercado”.
De esta manera, Cephalon no tuvo que enfrentarse a la competencia del mercado, que puede provocar caídas en los precios de los fármacos de hasta el 90%, y siguió comercializando su propia fármaco a un precio más elevado. Esta práctica se alargó desde 2005 hasta 2011, cuando Teva compró Cephalon.
La investigación de la Comisión Europea concluye después de nueve años con una sanción de 30 millones de euros a Teva y 30,5 millones a Cephalon.