La violencia de género sigue siendo una de las principales problemáticas sociales y jurídicas en España. Si bien los esfuerzos legislativos han sido significativos en las últimas décadas, cada vez resulta más evidente que la verdadera transformación comienza con la prevención, especialmente desde edades tempranas. Prevenir el maltrato no solo implica atender los casos ya producidos, sino trabajar activamente en su origen: la educación emocional, la igualdad y la detección temprana de conductas abusivas en la adolescencia.
La adolescencia es un momento determinante para construir relaciones basadas en el respeto. Sin embargo, los últimos estudios muestran que un porcentaje preocupante de jóvenes normaliza actitudes de control o violencia psicológica en sus primeras relaciones afectivas. Ante este contexto, la intervención educativa y preventiva cobra un valor fundamental, y en este campo, las entidades sociales y fundaciones comprometidas con la justicia tienen mucho que aportar.
Un ejemplo relevante es el trabajo realizado por la Fundación Mutua Madrileña, que desde el año 2012 mantiene una línea de acción específica contra la violencia de género con un enfoque integral. Entre sus principales líneas de actuación se encuentra el desarrollo de iniciativas de prevención entre los más jóvenes, diseñadas para fomentar la reflexión sobre la igualdad, identificar señales de riesgo y romper con los estereotipos que sustentan las conductas violentas.
A través de su Programa 360º, la fundación aborda la violencia de género de forma transversal. No solo financia proyectos de ONG dedicadas a la protección de mujeres víctimas y sus hijos, sino que impulsa campañas dirigidas a estudiantes de secundaria y bachillerato. Estas iniciativas, muchas veces en coordinación con centros educativos y expertos en psicología y derecho, ofrecen talleres interactivos que explican qué es el maltrato, cómo se manifiesta, y sobre todo, cómo prevenirlo desde el respeto mutuo.
El papel de los profesionales del ámbito legal también es fundamental en este tipo de acciones. Las charlas en institutos que incluyen perspectiva jurídica ayudan a que los adolescentes comprendan las consecuencias legales del acoso, la violencia física o emocional y el control digital en redes sociales, prácticas que a menudo pasan desapercibidas. Asimismo, permiten fortalecer la idea de que el respeto a los derechos no es una sugerencia, sino una obligación legal.
Estas iniciativas también promueven la capacitación del personal docente para identificar casos incipientes de violencia entre los alumnos y actuar con rapidez, apoyándose en protocolos escolares y recursos comunitarios. De este modo, se articula una red de detección y actuación que involucra a educadores, familias, profesionales del derecho y entidades sociales.
La implicación de organizaciones como la Fundación Mutua Madrileña demuestra que la lucha contra la violencia de género va más allá de la reacción judicial. Impulsar la prevención desde la adolescencia es sembrar una base sólida para erradicar el maltrato en el futuro. En este sentido, el compromiso del sector legal no solo debe ser reactivo, sino también preventivo, acercándose a los jóvenes y contribuyendo desde el conocimiento jurídico a una sociedad más justa e igualitaria.