En los últimos años las mujeres llegaron al Tribunal Supremo de Afganistán, una proeza que con el régimen Talibán habría sido impensable. Hoy, hay 270 jueces en esa institución que temen por sus vidas.
De hecho, en el pasado enero, dos mujeres jueces del Tribunal Supremo de Afganistán fueron acribilladas a balazos por hombres armados cuando se dirigían a su puesto de trabajo, en el centro de Kabul, la capital del país.
Ese precedente las tiene aterradas y están desesperadas por huir del país que desde el domingo 15 agosto está de nuevo en manos de extremistas islámicos.
La mayor parte de ellas están destinadas en Kabul, pero también en algunas provincias como Panhshir, Baghlan, Wardak, Herat, Mazar, Parwan, y Kapissa, donde algunas son presidentas de los órganos judiciales.
Según la Asociación Internacional de Mujeres Juezas (IAWJ), recientemente se han producido atentados mortales con coches bomba dirigidos a afganas que trabajan en los tribunales, así como a sus familias.
La presidenta de la IAWJ y magistrada de la Corte Suprema de Nueva Zelanda, Susan Glazebrook, dijo que en julio mantuvieron contacto con varias juezas afganas, miembros de la IAWJ, en un encuentro virtual.
“Las juezas presentes en la reunión lanzaron un mensaje urgente y crítico a sus colegas internacionales. Una por una, hablaron de las peligrosas y difíciles condiciones en las que viven y trabajan. Algunas juezas han perdido la vida en atentados terroristas y varios de las juezas presentes habían recibido amenazas. Las juezas afirmaron que aman a su país y no quieren irse”, afirma la IAWJ en un comunicado.