El joven se encontraba en la noche del 4 de mayo de 2020 en el piso de un amigo realizando una fiesta. En aquel momento España se encontraba en pleno confinamiento, por lo que tal actividad estaba prohibida, por ello los agentes se dirigieron a la vivienda. Una vez llegaron, timbraron y el dueño de la casa les abrió la puerta y les permitió entrar. Ellos buscaron por el salón y las habitaciones a los participantes de la fiesta, a los cuales, encontraron escondidos por las habitaciones, entre ellos se encontraba el condenado.

Cuando la policía los encontró, el acusado comenzó a grabar a los policía y a decir que habían entrado sin permiso y los acabó echando del piso. Luego pasó el vídeo por un grupo de Whatsapp de 20 personas, y ahí comenzó una viralización imparable, hasta tal punto que el joven fue entrevistado en la televisión, donde acusó a los agentes de acceder a la vivienda sin permiso.

Por todo ello fue acusado, y ahora condenado, por los delitos de desobediencia, otro de intrusismo, contra la intimidad y un delito de calumnias con publicidad. La condena ha consistido en una sanción de 2.520 euros (14 meses a 6 euros por día), por una parte, y por otra 12.000 euros, como indemnización a los cuatro policías nacionales –3.000 euros por cabeza–, como resarcimiento por los daños morales sufridos por la difusión de la grabación.

Y la situación podía haber sido peor de no ser por la sentencia del Tribunal Constitucional, donde declara que el Estado de Alarma fue anticonstitucional, por lo que todas las multas por el hecho de saltarse el confinamiento han sido anuladas.