Son casos extraños pero no aislados, existen a lo largo de un año diferentes situaciones donde una persona firma en nombre de otra para realizar algún proceso de compra, extracción de dinero del banco, etc. Cuando la persona descubre el engaño, normalmente acude a su abogado pero su miedo es que no tiene ninguna prueba para demostrar que ha sufrido una estafa, que además normalmente suele producirse por parte de alguien cercano, familia o amigo.
En estos casos lo mejor es pedir al juez que se haga una prueba pericial caligráfica, para que un experto estudie y valore si esa firma la ha realizado la persona acusada o el acusador. Dentro del proceso sea civil, penal, laboral la pericia caligráfica adquiere su protagonismo en la fase de la prueba. En la LEC 1/2000, la prueba pericial caligráfica recibe el nombre de “cotejo de letras”, y aparece regulada en los artículos 349 a 351 del referido texto legal. La práctica del cotejo de letras en documentos privados se realiza cuando la autenticidad de un documento se niegue o se ponga en duda por la parte a quien perjudique.