Después de un incidente en una cafetería, el magistrado Javier Borrego pidió un amparo al Tribunal Supremo, por maltrato de su colega Luis María Díez-Picazo.
Entonces, la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo tendrá que pronunciarse ante el escrito dirigido por el Borrego, quien acusa al presidente de esa misma Sala, Díez-Picazo Giménez, de maltrato público en la Cafetería Genium, situada en la Plaza de las Salesas, 7, el 29 de julio, en torno a las 9.30 de la mañana.
En un escrito que trascendió a diferentes medios y blogs especializados, Borrego explica que desayunaba en compañía de otra persona, y cuando se retiraba se acercó a Díez-Picazo para ofrecerle la mano y lo maltrató: “No respondió a mi gesto, acodado en la esquina de la barra. Le pregunté: ‘¿no me das la mano?’, y me contestó: ‘no te doy la mano y ¡largo!”, relata Borrego en un primer escrito al tribunal el 29 de julio.
Y añade el texto: “Le dije que estábamos en un bar, un lugar público. Desabrido, me contestó, elevando el tono de voz: ‘¡largo, largo de aquí!’ y me hizo un gesto con la mano derecha y los dedos para que me fuera. Todos, incluidos la camarera, estábamos perplejos”.
En un segundo escrito, de 14 de agosto, Borrego solicita a la Sala de Gobierno -compuesta por el presidente y el vicepresidente del Supremo, los cinco presidentes de Sala (en este caso Díez-Picazo tendrá que quedar fuera) y los cinco miembros electos- que examine lo ocurrido por si pudiera existir materia disciplinaria» y, si es así, que se envíe al promotor de la Acción Disciplinaria.