Cuando un matrimonio se rompe se debe llegar a un acuerdo para repartir las pertenencias y para la custodia de los hijos, de no ser así, se acude a juicio donde un juez decide como repartir las posesiones o como se divide la custodia, según las pruebas aportadas por cada miembro de la pareja. Pero, ¿qué sucede con la mascota de la familia?

Las mascotas son parte muy importante de muchas familias y parejas, por ello, cuando hay una separación ambas partes quieren tener la custodia del animal o como mínimo la custodia compartida para poder seguir disfrutando de la compañía de su perro o gato. Pero este aspecto no está regulado, por eso si la ruptura no es amistosa en muchas ocasiones una de las partes se queda con la mascota y es muy difícil reclamar que esta sea compartida.

Según los expertos se necesita una reforma legislativa que regule que sucede en estos casos y controlar que hay justicia en estos sucesos, que ahora mismo están completamente desatendidos.