Tras la ley propuesta en Holanda en 2005, la Ley del Burka fue aprobada en 2016 por el Congreso. Fue aprobado por el Senado en 2018 y hasta actualmente, han pasado 15 años en esta lista y efectiva. Lo que se pretende en Holanda es el rechazo del uso del niqab (deja únicamente los ojos libres), pasamontañas, máscaras y demás atuendos que tapen la cara. Se prohíbe su uso en lugares públicos como en escuelas, comisarías, transporte y hospitales públicos.
El Gobierno ha calculado que en el país existe 150 mujeres que hacen uso del burka y se pretende que, en cuanto una persona pretenda tomar cualquier transporte público deberá quitarse dicho atuendo, así como si intenta acceder a un edificio gubernamental. Lo que sí se aprueba es su uso por la calle. En el caso de que no se cumpla la ley en los espacios determinados anteriormente, será la autoridad, y no los conductores ni revisores, los que deberán intervenir, siendo estos la policía.
Dinamarca, Béligca, Francia y Austria también prohíben el uso público del burka. De hecho, en Alemania, las funcionarias no llevan el burka al trabajar directamente de cara al público.
Ante esta nueva normativa, con el fin de evitar especulaciones o malos entendidos, ha colgado en su página web una nota aclaratoria con las diferentes modalidades de atuendo que protege la cabeza. “Son vetados por motivos de seguridad, y porque en la prestación de un servicio es importante reconocernos unos a otros”, dice en la nota de la policía. Si esto no se cumpliera, se podría imponer una multa de unos 150 euros.
No obstante, la policía también hace excepciones en su comunicado oficial: “Lleva usted una prenda prohibida y quiere poner una denuncia en calidad de víctima, puede hacerlo desde su casa, por teléfono e Internet. Si acude en persona a comisaría, tiene que colaborar descubriéndose el rostro en una sala apropiada en el vestíbulo”