España avanzó muy rápido en su vacunación durante los meses de primavera y verano, tanto que se convirtió en un ejemplo dentro de la Unión Europea y en el mundo. En esos momentos nadie se planteaba si obligar a la población a vacunarse, pero desde septiembre el ritmo a decrecido, se ha conseguido alcanzar a un 80% de la población, quedan todavía muchos por alcanzar, aunque algunos no están dispuestos a realizarlo.

Otros países europeos, con peores datos de vacunación y un número más amplio de negacionistas, optaron por estrategias como, obligatoriedad de estar vacunado para acudir a discotecas, restaurantes, teatros, etc., o bien por su obligatoriedad para trabajar. Esto levantó gran polémica, países como Francia o Italia, donde se llevaron a cabo estas medidas, vivieron brutales protestas de parte de aquellos que se negaban a vacunar.

Esto abre un dilema, seguir sufriendo una pandemia porque una parte se niega a vacunar, o poner leyes que atentan contra la libertad de la población. En España, parece que este debate es innecesario, la tasa de vacunados es mucho más alta que en estos dos ejemplos, que de no ser por estas medidas sería aún más baja. Además, aunque a menor ritmo, se sigue consiguiendo que haya personas que sigan vacunándose día tras día, con medidas mucho más educativas y sociales.

Por lo tanto, este debate no ha llegado a nuestro país, que además, atentaría contra la legalidad y muy difícilmente podría llegar a salir adelante una ley que obligase a vacunarse.